Cuando llega el segundo bebé

En Dulces Sueños estamos atravesando una etapa de mucha ilusión a nivel personal, porque tanto Jill como yo estamos embarazadas. La bebé de Jill será su tercera después de los mellizos, y la mía, la segunda. 

Además de las emociones lindísimas que genera un embarazo y llegada de un bebé, empiezan a surgir dudas sobre cómo cambiará nuestra vida con dos o más niños. Un tema que he notado que surge mucho es la creencia generalizada de que, cuando viene un bebé, el hermano mayor debe sí o sí dejar la cuna para cedérsela al futuro pollito.

Aquí les dejo cuatro “invitaciones a pensar” sobre este tema:

La edad de tu hijo mayor: la edad recomendada para pasar a un niño de cuna a cama es alrededor de los 2.5 a 3 años. Antes de esta edad, sabemos gracias a la neurociencia que el cerebro de nuestros hijos no ha desarrollado aún las habilidades suficientes para entender e implementar las “reglas de dormir en una cama de grandes”. Pasar a un niño más pequeño a cama, independientemente de si viene un bebé en camino o no, puede ser motivo suficiente para que su sueño se desordene. (Ojo: si tu bebé durmió en camita Montessori desde que nació, la situación es distinta y puedes revisar este artículo.

Frente al caos, un poco de orden: la llegada de un recién nacido nos desordena la rutina por unos meses. Tu hijo mayor va a atravesar por una compleja etapa de descifrar sus emociones frente al nuevo bebé, y poco a poco va a entender que ahora debe compartir tu tiempo y tu atención con alguien más. Un niño pequeño que duerme en cama querrá averiguar por qué llora el bebé a media noche, y será muy propenso a visitarte en tu cuarto innumerables veces durante la noche para no perderse de “la acción”. Las barandas de la cuna no solo lo ayudarán a quedarse en el cuarto, sino que le darán la contención y seguridad de dormir en su “espacio de siempre” cuando todo alrededor está cambiando.

Dos niños, una cuna: esta es la preocupación práctica más común de cualquier familia que está esperando su segundo hijo y, en realidad, no creemos que sea necesario invertir en una cuna nueva que se va a usar solo por unos meses. Algunas soluciones posibles para dejar a tu hijo mayor en cuna son las siguientes:

Utilizar un moisés o cunita de colecho (next to me) durante los primeros meses de vida del bebé. Según la Academia Americana de Pediatría, es recomendable que los recién nacidos duerman junto a sus padres los primeros 4 a 6 meses de edad, por lo que un espacio “pequeño” para que el bebé duerma es más que suficiente.

En caso de necesitar un espacio más grande para que duerma, o si ya el bebé está listo para dormir en su propio cuarto, se puede usar un pack n play o encierro para el mismo propósito.

Pedir prestada una cuna extra: a veces tenemos algún amigo o familiar que dejó de necesitar la cuna, por lo que esto podría ser una solución fácil y temporal para esta situación.

Respeto a los tiempos de los niños: como psicóloga especialista en primera infancia y desarrollo, esta es la razón de más peso para dejar a un niño en cuna el tiempo que sea necesario. Aunque a veces sea “incómodo” para nosotros, los niños tienen ritmos distintos a los nuestros: se detienen más a observar y experimentar, lavarles los dientes o ponerles los zapatos puede tardar el triple de tiempo, y necesitan repetir una y otra vez las mismas experiencias para construir aprendizajes significativos. La psicología nos enseña que lo mejor es intentar respetar esos tiempos en vez de apurarlos, especialmente cuando se trata de procesar cambios tan grandes como la llegada de un hermanito a sus vidas. Hacer las adecuaciones necesarias para respetar el tiempo del hijo mayor es igual de importante que prepararnos para la llegada del bebé. El hermano mayor no debe sentirse desplazado ni apurado para dejar su cuna si este es y ha sido un lugar seguro de sueño. Si esperamos a que nos demuestre que está listo para asumir un nuevo reto, más empoderado se va a sentir, más incluido y más partícipe de la nueva situación familiar.

Esperamos estas consideraciones te inviten a pensar y tomar una decisión basada en lo que es mejor para tu hijo o hija, y no en lo que “se espera” que el hermano mayor haga. Sin embargo, si leíste todo lo anterior y aún así prefieres pasar a tu hijo a cama, hazlo al menos tres meses antes de la llegada del bebé para que no sienta que fue desplazado por su hermanito.